24 de diciembre de 2008

NARCISO




NARCISO
Nunca pensé que mi corazón
se nutriera de incipiente dolor
viviendo encadenado a mi sombra
rindiéndole culto a la tristeza.

Como narciso me contempló
en los espejos de agua de la vida
tal vez buscando mi absolución
o descifrando el lenguaje axiomático
improntas de mis huellas abismales
vestigios de mi sonrisa perdida.

Me pregunto si tendré un Oscar Wilde
que relate mi pasar por este siglo
o moriré en el mas absoluto anonimato.
Tal vez como Narciso tenga mi propia flor
la flor de Eurídice Canova ¡Que egocéntrico!
hasta mis retractores morirían de envidia.

Me conformo con las bellas oréades
las fascinantes diosas del bosque
llorando mis horas de desesperación
y yo como el ave fénix renaciendo
mas bello que nunca entre las cenizas.

Y si no se puede debe haber por ahí
un talentoso pintor que nació para mi
que sea tan perfecto como Caravaggio
y que retrate mi mundo de sombras
en el lienzo soberbio del artista.

EURÍDICE CANOVA
DERECHOS DE AUTOR RESEVADOS

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